Por encima del follaje que se aprecia en mi ventana
la noche va recogiendo los ruidos con su red,
la luz de la luna baña y fecunda mis sentidos
se cristalizan mis sueños al mover su diáfano vestido
y se enciende la magia igual que aquella vez

Cuando miraba largamente los luceros en el cielo
y cazaba las estrellas de mis noches encantadas
atrapaba las viajeras en pequeños frascos de vidrio
con la ilusión de retener su extraño brillo
y decir que tenía en mi poder magia encerrada.

Quería desafiar los vagos duendes de la noche
pero pronto supe que era un sueño lo vivido
aletargada y somnolienta fue grande mi sorpresa
al mirar triste que junto al reloj sobre la mesa
se encontraba colocado un frasquito vacío