En estos días de
vacaciones, mi hermana Lupe me tenía preparada entre otras cosas una visita a la
emblemática Hacienda Santa Teresa. Siempre que viajaba hacia Caracas, por los
alrededores de La Victoria, veía desde la autopista unas extensas áreas
sembradas con caña de azúcar y en todo el centro de ese paisaje un camino
bordeado de palmeras grandísimas llamados Chaguaramos por donde pensaba sería
muy bonito transitar. Esas plantaciones pertenecen a la Familia Vollmer desde
1830 y desde entonces se ha convertido en la cuna del Ron de Venezuela,
altamente admirado a nivel mundial.
Breve historia de la
hacienda.
No
es sino hasta el año 1796 cuando el Conde Tovar logra unificar todas las
haciendas cerca de la ribera del rio Tuy y al ver realizado su sueño la bautizó
con el nombre de SANTA TERESA, esto por
el onomástico de una de sus hijas, la señorita Teresa, y desde entonces se ha
dado un proceso de transformación de la Hacienda convirtiéndose en una compañía
fabricante del mejor Ron venezolano, el RON SANTA TERESA.
En
1885 Gustavo Julio Vollmer Ribas compró la Hacienda Santa Teresa e introdujo
nuevas variedades de caña. Los cultivos se sistematizaron. En 1896 comienza a
producirse el primer Ron de Venezuela y en 1909 se registra la marca Ron Santa
Teresa, la tercera marca comercial registrada en el país...
Al
prodigio de una tierra reconocida por su herencia histórica, de la que son
testigos los chaguaramos centenarios que se yerguen majestuosos y surcan los
Valles de Aragua, sumamos el patrimonio de una tradición artesanal en la
destilación y envejecimiento del mejor ron añejo del mundo: el Ron Santa
Teresa.
El atractivo principal
de la hacienda es la Ruta del Ron, llevada a través de un trencito que simula
la salida del antiguo tren que surco estos lugares desde la Estación del Consejo.
“El sonido ronco del tren alarmo a los habitantes del pequeño poblado de El Consejo, aquella mañana del domingo 8 de octubre de 1893. Los campesinos salían asombrados de los cañaverales de la Hacienda Santa Teresa y algunos, después de persignarse, creyeron que se trataba de un jinete del Apocalipsis.
“El sonido ronco del tren alarmo a los habitantes del pequeño poblado de El Consejo, aquella mañana del domingo 8 de octubre de 1893. Los campesinos salían asombrados de los cañaverales de la Hacienda Santa Teresa y algunos, después de persignarse, creyeron que se trataba de un jinete del Apocalipsis.
Aquella
pesada máquina relucía bajo la estela de humo que surcaba el suelo Aragüeño.
Venía de atravesar 65 túneles, 29
puentes y 47 acueductos. Días después, el 28 de octubre llegaba a La Victoria y
de allí fue a San Mateo y Cagua, para encontrarse con la ruta que venía de
Valencia. No era el primer ferrocarril venezolano, pero si el más importante.
La historia ferroviaria nacional se remonta a los albores de la República,
cuando en 1835 tienden los primeros rieles de Tucacas-Minas de Aroa…”
El recorrido es un paseo por toda la hacienda que permite conocer sus áreas y como se produce el Ron Venezolano, desde la siembra de la caña hasta su embotellamiento, obviamente, aparte de catar licores nos dieron pedazos de caña de azúcar para a la manera mas infantil extraer su jugo.. Pasamos por el camino de chaguaramos descrito anteriormente y la experiencia es mágica. Visitamos el lugar donde se fabrican los barriles para el licor y nos dieron una charla de como los hacen…luego la bodega privada donde se almacenan barricas pertenecientes a altos dignatarios y artistas (por el orden de los 100 mil bolívares cada barril) y descubrimos el Café Alcatraz Gourmet, exclusivo de la hacienda y el Café La Estación.
Una parte interesante
del recorrido es la cata del ron y la visita a la antigua casa de la hacienda.Luego comimos algo en Zafra Gourmet, el
restaurant de la hacienda, ubicado bajo las sombras de los árboles y con vista
a los campos de practica de golf “Santa Teresa 1796 Driving Range”. La comida
es venezolana de tipo moderno pero utilizan como base los rones de la hacienda.
Probar estos platos es una experiencia totalmente diferente para nuestro
paladar.
Para ir a la hacienda
es recomendable reservar su cupo en la Ruta del Ron y su mesa en Zafra. Sin
reserva no podrá comer en el restaurant sino en el Buffet. Además de todo lo
que les nombré, la Hacienda tiene unas canchas de Paint Ball que no conocí, una
ruta de ciclismo montañero que me contaron es muy buena, paseos a caballo y la
posibilidad de comprar Ron Venezolano a muy buenos precios.
Esplendido reportaje de la ruta de la Hacienda de Santa Teresa, hacienda que mi marido conoce perfectamente, ya que durante muchos años, fue el técnico que cuidaba de las comunicaciones de la hacienda.
ResponderEliminarUn abrazo
un blog precioso lleno de buena poesía, saludos
ResponderEliminar¡Fantástico, Mirella! Desde el sur de España, sin avión ni barco, me has trasladado y puedo afirmar que ya la conozco la la Hacienda Santa Teresa. No suelo tomar, pero hoy me echaré un trago de ron festejando tu página. Besos.
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