¿Qué
te puedo decir?... Aquí todo sigue igual…me mantengo en esta experiencia
subjetiva de la ausencia de aromas, las sensaciones alternativas que surgen o
el recuerdo de olores perdidos y apneas de sueño…
Mi
nariz, antes un mapa de aromas, ahora es un páramo silencioso donde el eco de
un perfume se aferra a la memoria...a una piel que no se siente, sino que se
recuerda.
La
ausencia de tu perfume es un vacío que no puedo llenar y mi nariz, antes
sensible a los aromas más sutiles, ahora se siente muda, incapaz de percibir el
mundo que me rodea... ¿Cómo puede esta tristeza robarme el olfato, dejándome
con un sentido menos, un vacío que late en mi pecho con una total anosmia del
corazón?
Solo
tengo un vago recuerdo del olor de tu piel, el perfume que usabas, la forma en
que tu aroma me envolvía y me hacía sentir viva…Ahora, todo huele a nada, la
comida, el aire, la lluvia...todo es como agua derramada, nada tiene sabor ni
olor...nada.
Solo tengo esta compañía constante de
soledad, una amiga que no se desea, pero que no se va, y sin ti, me siento
naufraga en un mar de tristeza, sin ancla, sin rumbo, esperando cada tarde al
caer el sol, volver a sentir tu llegada…
…Tu
ausencia es un dolor que no disminuye con el tiempo, no te miento…cada día,
cada hora, cada minuto, extraño tu cercanía en este lugar donde todo
duele...donde todo pesa…
Este
relato y otros más sobre AROMAS, se pueden leer en Artesanos de la palabra