Mi abuelo solía ir al mar y durar varios días pescando antes
de regresar con su cargamento. Al regresar, era costumbre sentarnos en la
orilla y cocinar sardinas en varas alrededor de una fogata mientras el abuelo
contaba sus historias de piratas…
…Fue un día que iba en mi barca navegando sobre aguas
extremadamente cristalinas mientras disfrutaba de una noche repleta de
estrellas …De pronto, todo oscureció y el mar le abrió paso a una enorme
embarcación de velas negras desgarradas que azotaban al viento. Al frente de la
tripulación se encontraba un fuerte pirata de apariencia sucia con una sonrisa
en la cara que dejaba ver su reluciente diente de oro…su aspecto era como como
el de todos los piratas, con una pata de palo y un parche en el ojo que me
miraba con cara de pocos amigos, pero eso no era lo verdaderamente terrible en
el barco…
- Abuelo, que cosa
podría dar más miedo que ese pirata? ..y el abuelo continuó con su voz
tenebrosa…
Detrás del pirata, pegado a su espalda, se asomaba una
borrosa imagen que solamente podía ser vista en las noches oscuras. Era un
fantasma con forma de mujer que un día apareció de la nada y desde entonces
torturaba al pirata quien se volvió malhumorado y extremadamente insoportable.
Tanto fue que le pidió que lo dejara en paz que un día, la
figura se esfumó y con ello las voces en su espalda desaparecieron …pero algo
sucedió…
De tener un aspecto cruel y perverso, la tristeza asomó en
sus ojos y sus días se volvieron tristes…empezó a beber tanto que nadie le
entendía lo que decía mientras iba dando tumbos por todo el barco, pidiéndole
al fantasma que regresara…
- ¿Y qué pasó
con el pirata? ¿Regresó la fantasma, abuelo?
Pero no se escuchó ninguna respuesta. El abuelo como siempre,
se había quedado dormido al final de sus historias, pero eso no nos importaba
Lo mejor de la vida por aquellos días, era sentarnos bajo esas estrellas, a
comer sardinas en brasas y escuchar las historias sin final del abuelo.
Si desean leer mas historias sobre piratas o retos en el mar, encuentren a Marcos en su blog
Esta si que es una historia de piratas, los abuelos sabían como hacernos felices.
ResponderEliminarUn besote, feliz sábado
Me ha encantado todo lo que dice y sugiere.
ResponderEliminarHistorias sin final que igual hacían soñar. Muy emotivo. Un abrazo
ResponderEliminarEntiendo el valor de los momentos compartidos pero me intriga como continúa la historia.
ResponderEliminarPero al menos hay una moraleja, que considero válida, no hay que espantar a una mujer. Aunque sea una mujer fantasmal, se puede extrañar su presencia.
Y ella puede no desear volver.
Besos.
Sorprende ese final abierto a la imaginación. Muy buen texto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gusta imaginarlo con su baso de ron, pirateado de algún bergantín.
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