Deberías saber que yo nunca juzgo a nadie, es más...te diré que desde ese viernes fatídico la luna se me antoja una de las treintas monedas de plata con que fue traicionado Jesucristo… que las nubes cruzan el cielo como aves pasajeras, locas, sin detenerse, como acudiendo a una llamada de socorro que solo ellas y yo sabemos por qué.
La vida, sigue su curso, aunque ahora los lugares por donde transito tengan olor a fritanga y sus habitantes (mis vecinos) me parezcan seres patibularios a punto de cometer atropellos, sombríos personajes rumiando sus crímenes…
Camino por las calles y la gente que las llena me parecen una marea siniestra…las personas me parecen feas, los niños engendros de circo…es más, podría decirse que mi vida está llena de las cosas que has vaciado.... pero no me voy a explayar en lo sucedido…sucedió.
Lo que nos escribimos, escrito está y yo no me encuentro con ganas de cambiarlo. Continuemos nuestros caminos, y quien sabe si en algún otro cruce nos encontraremos o quien sabe si después de escribir esta sarta de tonterías me arrepiento y corro en tu busca.... de momento no tengo ganas de nada…