30 plumas...

No sé ahora, no logro recordar, el nombre de quien dijo: “todo tiene un principio y un final”, pero se me pone la cabeza del tamaño de una bola de billar pensando en cosas que, a mi parecer, tienen sentido. El final llegó hace muchísimo tiempo cuando elegimos libertad y obtuvimos instinto animal y entre el amor incondicional, el deseo y esa hambre primitiva, nos comimos unos a otros…Por eso, pensar en un final próximo, no debería cambiar nada en mi interior, ni lo sutil e intangible que me hace ver el verdadero rostro de este mundo que cohabito. Trato de darle brillo a los lugares donde suelo acudir diariamente,  pero ya no resplandece de igual manera, los nobles de nariz respingada con los que me cruzo a veces, no son más que menesterosos engalanados con prolijos trajes e incluso, sus perfumes llegan hasta mis fosas nasales con ese hedor a muerte….porque todo se va apagando como en esos teatros en que ya caído el telón, todo queda después de la algarabía de los aplausos, sumido en el mas ensordecedor silencio…Con cada día que pasa, más fuerte se hace la repulsión hacia todo lo que me rodea, más artificial se hace la belleza, más hipócritas se vuelven los saludos, las conversaciones…más aumentan mis ganas de exterminar toda aquella masa de ostentosas facciones sin muecas y sonrisas de piedra…

Pero muy adentro aún siento que no todo está perdido y a pesar de toda esta aceptación y disertación sobre que, quizás lo que no hallé en vida lo encontraré en la muerte y que al final, la luz no es mas bella que la oscuridad,  no puedo escapar de ser, la otra parte de la creación, aquella que supuestamente nos hizo diferentes del resto de los animales con ese último regalo de los dioses del Olimpo, del Suarga o del Celestial cielo cristiano y es que es mi alma en sí, lo único que me mantiene atada al piso y evita que me sumerja totalmente en ese mundo de tinieblas y me obliga a escuchar el sonido de viento que viaja con una suavidad inusual e impregna el aire con el dulce aroma de las flores, flores pequeñas y hermosas que cubren el terreno…y en el cielo, muchos pájaros vuelan en grupos entonando una dulce melodía que de a poco va aligerando mis penas disolviendo cada palabra negada, cada oscuro sentimiento y anticipando la llegada de un ángel de luz que desata la penumbra que amarra mi habitación...

-  No desfallezcas ahora,  aún te quedan muchas cosas por hacer. Además tienes que estar bien, por esa persona nueva que llegará a tu vida.

Siento que sus alas me abrazan con sus plumas y me siento niña a su lado, su mirada es ternura desde sus brillantes ojos…Sus alas son de terciopelo como sus cabellos y me hacen volar sin tener alas propias…su cuerpo no tiene fin ni principio, sólo vive en mí, dentro de mi y logra que me aleje de todo mal pensamiento porque al sostener sus alas entre mis dedos ya no siento miedo. A su lado dejo de ser esa criatura de las sombras, que cual depredador nocturno se mueve en silencio, se adentra en la tierra y busca el origen podrido de todos sus males intentando comprender todo el mal que ha hecho…

Sus palabras me alientan a escapar de la prisión que es ahora esta cama… me levanto de un salto y antes de salir por la puerta, vuelvo la cabeza hacia atrás con la esperanza de volver a ver aquella sonrisa, pero mi ángel ya se ha marchado y en su lugar ha dejado sobre mi cama, 30 plumas para hacerme compañía. Trago saliva para contener el llanto que produce su partida, pero aunque se encuentre lejos se que estará pendiente de lo que pueda hacer con el regalo de sus alas, por eso, voy a utilizarlas de la mejor manera, como él así lo hubiese querido…30 plumas para escribir mi historia y recordar aquellos besos que no llegaron a depositar mis labios, aquellas palabras que translucían un amor recién nacido…aquellas risas incontrolables arremolinadas en mi garganta…aquellas noches bajo las estrellas sin mas sonidos que los corazones descompasados y todas esas divagaciones que forman mi epitafio y mi legado inmaterial....