Si la escritora francesa, Muriel
Barbery, nacida en Casablanca por allá por los años 70 hubiera visitado
Margarita este mes de agosto, estoy segura de que su libro, “La belleza del erizo”, hubiera estado condimentado con algo mas que reflexiones filosóficas…hubiera
tenido ese olor a playa, arena y sol que envuelve a la Feria del Erizo.
Quizás muchas personas tengan
la creencia que por su aspecto feo, puntiagudo y peligroso el erizo no tiene
nada que ofrecer y mucho menos en la cocina, de la misma manera que muchas otras personas juzgan la belleza de los demás solo por lo que ven en su exterior sin detenerse a pensar que la verdadera belleza se encuentra debajo de la piel.
De eso trata el libro de Muriel,
de ir descubriendo poco a poco la belleza de las pequeñas cosas, así como en la
Feria del Erizo se va invocando la magia de los placeres efímeros al ir
probando los diferentes platos preparados a orilla del mar.
“…el
hombre ha explotado el mar desde el principio de los tiempos extrayendo de los fondos
marinos su alimento, pero durante la mayor parte de su historia el hombre ha explotado
sólo una pequeña cantidad de los recursos que el mar le ofrecía, extrayendo una
mínima fracción de sus recursos potenciales” (Irusta, Jose, 2009, Tesis
Doctoral)
Esto ha sucedido con el erizo
de mar (o Echinoidea), que a pesar de haber sido muy valorado en la época de la
Grecia Antigua y del Imperio Romano no pasó a la historia como otros productos,
entre ellos las ostras. En Venezuela es un fruto del mar poco conocido, pero
que en la isla de Margarita se convierte en un manjar cuando los pescadores lo
extraen y lo cocinan en diferentes y deliciosas preparaciones.
Nos vemos en el 2014...
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Para los que solo fui sombra..para aquellos que deje huella...escribiré siempre que pueda todo lo que mis divagaciones me hagan sentir...