Cuantas
veces durante el día decimos “gracias” y casi siempre de manera automática
condicionados como estamos desde nuestra infancia a pedir por favor y dar las
gracias por todo. Pero
la gratitud va más allá de ser una respuesta automática para cumplir con una
formalidad de urbanismo y buenas costumbres, es elevar nuestras buenas
vibraciones a los que nos rodean. Es una energía bonita que si la asumimos como
parte de la existencia nos lleva a reconocer todas las maravillas que el
universo tiene disponible para nosotros.
Cuando
las cosas son buenas, nos resulta fácil agradecer y cuando se complican un
poco, no solo nos cuesta agradecerlo, sino que nos quejamos y sufrimos
inmensamente, pero si hacemos del agradecimiento una costumbre “en las buenas y
en las malas” abriremos una puerta a la mejor energía del universo y a toda
clase de cosas buenas.
¿No
te ha sucedido que al pasar un tiempo miras hacia atrás y ves que a partir de
un momento terrible surgieron situaciones agradables, nuevos rumbos, o te hizo
darte cuenta de cuán fuerte eras lo que te ha permitido sortear otros
obstáculos de mejor manera? A casi todos nos pasa. Eso es precisamente lo que
agradecemos cada minuto de nuestra existencia, lo que nos deja cada momento
vivido, lo que aprendemos de él y las herramientas que vamos adquiriendo para
vivir con mayor intensidad.
…resumiendo,
cada experiencia es la demostración, entre otras cosas, de que estamos vivos, y
eso, por sí solo ya es maravilloso…y se agradece el camino....
Es de ser bien nacidos, ser agradecidos.
ResponderEliminarContamos con mil motivos cada día para sabernos vivos y dar gracias por ello; pero no debemos olvidarnos darlas también a aquellas personas con las que convivimos.
ResponderEliminarBesos.