Hoy sucedió de nuevo…Por fin volvió a estar en el lugar donde se encendían las ilusiones, en la esquina mas puntiaguda y menos transitada de la luna, justo encima de un farol para que no pudiera dejar de verla…Por una pequeñita hendidura que el cielo tiene a bien conceder de vez en cuando, de nuevo pudo notar el reflejo de una figura que hacía que sus pestañas ondularan sin aspavientos…tan solo mecidas por el viento.
Desde ese lugar, su mirada seguía detenidamente la extraña forma rojiza que se acercaba y sobre ella, por quien había estado esperando varias noches. Su mirada no podía ocultar una felicidad nunca vivida y que ahora le trasmitía su corazón… ese corazón que a veces pensaba que no podría reconstruir de tantos golpes que había llevado…pero sacudió su cabeza. No quería tener recuerdos, no quería pensar, igual que él no quería tener motivos, ni tiempo, no conocer de caminos de ida ni de venida…solo era presente sin promesas y sin lamentaciones.
Observo el lugar que la rodeaba, cada detalle… la luz se había tornado mas cálida y poco a poco iba escabulléndose en el horizonte como si supiera que los dos necesitaban la noche para hablar, las graciosas y diminutas estrellas que le daban sencillas pinceladas destellantes al lugar. Miró sobre su cabeza, y se dio cuenta que de nuevo se encontraba colgando de la luna, balanceándose mientas esperaba nerviosa la llegada del navegante el cual se veía amenazado de a ratos con alguna inquieta nube.
Su cuerpo le indicaba signos de ansiedad y nerviosismo, su estomago sentía un suave cosquilleo y sus manos le comenzaron a sudar. Mordía sus uñas, tomaba mechones de su negra cabellera y los enroscaba una y otra vez...Sus ojos negros revoloteaban sus pestañas de un lado a otro y sus ojos se iban llenando de estrellas cada vez que el se acercaba a ella.
Desde ese lugar, su mirada seguía detenidamente la extraña forma rojiza que se acercaba y sobre ella, por quien había estado esperando varias noches. Su mirada no podía ocultar una felicidad nunca vivida y que ahora le trasmitía su corazón… ese corazón que a veces pensaba que no podría reconstruir de tantos golpes que había llevado…pero sacudió su cabeza. No quería tener recuerdos, no quería pensar, igual que él no quería tener motivos, ni tiempo, no conocer de caminos de ida ni de venida…solo era presente sin promesas y sin lamentaciones.
Observo el lugar que la rodeaba, cada detalle… la luz se había tornado mas cálida y poco a poco iba escabulléndose en el horizonte como si supiera que los dos necesitaban la noche para hablar, las graciosas y diminutas estrellas que le daban sencillas pinceladas destellantes al lugar. Miró sobre su cabeza, y se dio cuenta que de nuevo se encontraba colgando de la luna, balanceándose mientas esperaba nerviosa la llegada del navegante el cual se veía amenazado de a ratos con alguna inquieta nube.
Su cuerpo le indicaba signos de ansiedad y nerviosismo, su estomago sentía un suave cosquilleo y sus manos le comenzaron a sudar. Mordía sus uñas, tomaba mechones de su negra cabellera y los enroscaba una y otra vez...Sus ojos negros revoloteaban sus pestañas de un lado a otro y sus ojos se iban llenando de estrellas cada vez que el se acercaba a ella.
Ella siempre lo espera, porque caminar sin rumbo se ha convertido en su mejor fantasía, fabricar momentos mientras recolecta sueños su mayor ilusión y esta noche ha vuelto a darse cuenta que los sueños no siempre sueños son.
Mirella, nena, q no logro encontrar el blog q me recomendaste de Emilio...
ResponderEliminarMe das el link porfis???
Besitos!!