20/2/14

Escucho los sonidos sobre París..

“El arte es el alma de la sociedad y representa las mejores cosas que hemos logrado. Ir tras él para rescatarlo e intentar protegerlo y preservarlo es el más noble de los esfuerzos”
Matt Dammon, actor en la película The Monuments men


Hasta hace poco tiempo no conocía la historia de este grupo de militares que no reparó en poner en peligro su vida para evitar que el mayor legado de obras de arte del mundo se perdiera para siempre…desde entonces me ha llamado mucho la atención saber como fue, quienes eran, que rescataron, y como lo hicieron..Son muchas interrogantes plantadas en mi cabeza y que me hacen fantasear con aquellos días en el París de la posguerra..Quizás no es fantasía, puede ser que si estuve ahí conquistando ese capitán que no dejaba de verme, intentando decir que no cuando realmente era un si…por ahora dejaré que mi fantasía siga creando las continuas y dispersas divagaciones que me traen estos hombres e Elite, mientras retrocedo en el tiempo para saber de ellos… 

Hacia el último año de la Segunda Guerra Mundial, los alemanes ya presentían su derrota  y comenzaron a saquear museos y colecciones privadas y públicas. El presidente de los Estados Unidos para ese entonces, Franklin D. Roosevelt, dio la orden para reclutar un grupo de historiadores, investigadores y curadores de arte, para que comenzaran la tarea de recuperar todo lo mas que pudieran de las obras robadas por Hitler a manos de brigadas alemanas saqueadoras como la del grupo de Alfred Rosenberg que vació París

A esos monumentales hombres que arriesgaron y hasta perdieron su vida en ese esfuerzo se les conoció como “The monuments men”. Durante la 2da Guerra Mundial y después de terminada, devolvieron a sus países originales más de cinco millones de objetos robados, que incluían libros, dibujos, tallas, piezas religiosas, esculturas y pinturas como El astrónomo, de Vermeer, por el que suspiraba Hitler; La ronda nocturna, de Rembrandt, localizado en una caverna excavada en el siglo XVII por los tercios holandeses durante otra guerra; La sutil Dama del armiño, de Da Vinci, robada por el alemán que ejerció de gobernador general de Polonia, Hans Frank; o la Madonna, de Miguel Ángel, robada de la catedral de Brujas por los alemanes, que la sacaron envuelta en colchones en un camión de la Cruz Roja, de madrugada, pocos días antes de la entrada de los aliados.

TESTIMONIO REAL

Entre el grupo integrad por conservadores de arte, profesores, historiadores y soldados, se encontraba Harry Ettlinger, alistado a los 18 años en el Ejército estadounidense. Su familia pertenecía a una adinerada saga judía establecida en la ciudad alemana de Karlsruhe desde 1725. Harry nació en 1926 y se topó de bruces con el antisemitismo con siete años, cuando le prohibieron entrar en una asociación deportiva local. El 24 de septiembre de 1938 celebró su ceremonia del Bar Mitzvá en la sinagoga de Kronenstrasse. Al día siguiente la familia huyó en tren a Suiza, antes de recomenzar su vida en Nueva York.

Un mes después, en la noche de los cristales rotos, fue quemada la sinagoga y todos los judíos, incluido el abuelo de Harry, fueron internados en el campo de Dachau. Harry es uno de los oficiales que sujeta el Autorretrato de Rembrandt, escondido en una mina de Heilbronn junto a miles de piezas. Era la primera vez que admiraba la obra, pero estaba harto de oír hablar de ella: pertenecía al Museo de Karlsruhe, a pocas calles de su casa, al que nunca había podido entrar.(DiarioLa Tercera)

“Pueden exterminan a toda una generación, arrasar sus casas y aun asi el pueblo se repondría, pero si destruyen su historia, si destruyen sus logros es como si nunca hubiera existido …Eso es lo que quiere Hitler, y eso es precisamente lo que queremos evitar”The Monuments men

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Para los que solo fui sombra..para aquellos que deje huella...escribiré siempre que pueda todo lo que mis divagaciones me hagan sentir...