Lisístrata…. Li...estos nombres me recuerdan una
historia...quizás de mujeres no tan parecidas, tal vez ni iguales una de otra,
pero es la historia de dos mujeres al fin. Por un lado, Lisístrata era una
mujer ateniense, que harta de quedarse tanto tiempo a sola por culpa de las
guerras se le ocurre una idea….una gran ideota… pero para llevarla a cabo debe
contar con la ayuda de las otras mujeres de diferentes partes de Grecia…por
otro lado, Li tampoco ve mucho a su amor, por no decir casi nada, pero no tiene
una guerra que acabar a menos que sea la que libra cada día en su
interior…tampoco cuenta con una estrategia como la de Lisístrata para hacer que
no la abandone tanto, pero piensa que como guerreras, ambas se parecen..
La griega,
tras mucho cavilar, un día reunió a las otras mujeres y les comunicó que para
acabar con la guerra del Peloponeso y tener de nuevo a los hombres en casa
debían de tener abstención sexual…..era algo parecido a lo que dijera Lennon,
hacer el amor y no la guerra, con la diferencia que para lograrlo debían negarse
hasta a hacer cucharitas… ufff!!! El
grito fue casi unánime…en un primer momento las mujeres se escandalizaron, todo
lo podían menos eso, además las mujeres aún no inventaban los maridos
sustitutos a batería…ni los manuales…o sea, los manuales de cómo usarlos..pero
luego de escuchar a su líder, las mujeres aceptaron e hicieron un juramento por
el cual se comprometían a seducir y excitar a sus maridos pero sin el chaca
chaca correspondiente…
A partir de ahí las mujeres se apoderaron del dinero
para que no fuera usado con fines militares y los hombres de toda Grecia,
empezaron a sentir los efectos de la falta de sexo y se quejaban de tener
inflamado todo eso “ahí”….El deseo sexual fue tan grande, que no hubo guerra
que pudiera soportar el ayuno y fue así, como cada guerrero regresó sin la
victoria pero a buscar el trofeo que mas les apetecía…su mujer o mas
específicamente, una parte de su mujer, y entonces todos quedaron felices…
ellas por tenerlos de nuevo en casa y ellos
también felices y no por comer perdices precisamente…
Y fue así como esta Li, que no es la misma Li que conozco, se quedó
cerca de su amado que engordó de tan poca actividad guerrera como estaban
acostumbrados los espartanos…y la otra Li, viendo que la táctica no era tan
mala y aunque ella no era ni griega ni croata, podía ser que le funcionara lo
que a Lisístrata le funcionó…al fin y al cabo la evolución masculina no ha
trascendido mucho desde entonces y las armas de las mujeres siguen siendo las
mismas y mejoradas….por eso se estudia bien esa parte de la historia contada
por Aristófanes…
Lisístrata: ¡Estas mujeres! Las invitas a una
bacanal y no se puede ni entrar; vienen todas volando y ¡ala! a tocar el
timbal. Pero para esto, en cambio, no se presenta ni una. Calla, que aquí viene
la vecina. ¡Buenos días, Kalonike!
Kalonike: Buenos días, Lisístrata. ¿Que pasa, que
estas preocupada? ¡Hija, no pongas esta cara! ¡No te favorece nada!
Lisístrata: ¡Es que se me enciende la sangre!¡Damos
pena, las mujeres! ¡Para empezar, los hombres nos tienen por unas
sinvergüenzas!
Kalonike: ¡Porque lo somos!
Lisístrata: Las convoco por una cuestión de vida o
muerte que tenemos que tratar y mira, ellas durmiendo, no aparecen.
Kalonike: Ya vendrán, mujer. ¿No ves que no podemos
salir de casa así como así? Tenemos que estar por el marido, por la escalava,
cuidar de los niños, hacer la sopa, la colada…
Lisístrata: Sí, ¡pero hay cosas más urgentes y
penetrantes!
Kalonike: ¿Cosas penetrantes, dices? ¿Y como son de
gordas?
Lisístrata: ¡Uy, muy gordas!
Kalonike: ¡Coño! ¡Y que esperan para venir!
Lisístrata: No, no es lo que imaginas. Ya estarían
todas aquí, si fuera eso. No, no. Hace días que me ronda por la cabeza una cosa
que me hurga cada noche y me quita el sueño.
Kalonike: ¡Ah, debe ser una cosa fina! ¿Y quieres
decir que es por la cabeza por dónde te ronda? ¡Si tanto te hurga!
Lisístrata: ¿Otra vez con eso? Sí, señora, una cosa
muy fina. Los hombres son unos bestias. Tendríamos que agarralos y…
Kalonike: ¿Por donde?
[…]
Lisístrata: Es la salvación de Grecia la que
proyecto. De las mujeres, sí, de las mujeres depende…
Kalonike: ¡Pues sí que estamos bien!
Lisístrata.- Voy a decíroslo, pues no tiene ya que
seguir oculto el asunto. Mujeres, si vamos a obligar a los hombres a hacer la
paz, tenemos que abstenernos...
Cleonice.- ¿De qué? Di.
Lisístrata.- ¿Lo vais a hacer?
Cleonice.- Lo haremos, aunque tengamos que morirnos.
Lisístrata.- Pues bien, tenemos que abstenernos del
cipote. ¿Por qué os dais la vuelta? ¿Adónde vais? Oye, ¿por qué hacéis muecas
con la boca y negáis con la cabeza? ¿Por qué se os cambia el color? ¿Por qué
lloráis? ¿Lo vais a hacer o no? ¿Por qué vaciláis?
Cleonice.- Yo no puedo hacerlo, que siga la guerra.
Mírrina.- Ni yo tampoco, por Zeus: que siga la
guerra.
Lisístrata.- Y, ¿tú eres la que dice eso, rodaballo?
¡Si hace un momento decías que te dejarías cortar por la mitad!
Cleonice.- Otra cosa, cualquier otra cosa que
quieras. Incluso, si hace falta, estoy dispuesta a andar por fuego. Eso antes
que el cipote, que no hay nada comparable, Lisístrata guapa….
(seguiré leyendo a escondidas
para que no se enteren de mi plan B…)
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Para los que solo fui sombra..para aquellos que deje huella...escribiré siempre que pueda todo lo que mis divagaciones me hagan sentir...