Cuando
las leyes universales no se combinan con las leyes divinas o paganas, se
producen en la vida del ser humano situaciones nefastas, desequilibrios e
injusticias tales como el hecho de que nadie se cruza en nuestro camino por
casualidad aunque duela mucho dejarlos partir. Y es que nada, pero nada en
absoluto de lo que sucede en nuestra vida podría haber sido de otra manera, ni
siquiera el detalle más insignificante. Por eso antes de enamorarse hay que saber
que muchas veces las leyes, aun las universales, son como las telarañas en
donde los insectos pequeños quedan prendidos en ellas y solo los grandes y
fuertes, pueden romperlas y escapar…aunque solo para ser fugitivos sin pena ni
gloria…
Ley
de la continuidad. Cada momento tiene su tiempo, ni antes, ni después y cuando
algo termina, termina. Así de simple, si algo llegó al final en nuestras vidas
es para nuestra evolución, por lo tanto es mejor dejarlo y seguir adelante…
(Y
la vida siguió, como siguen las cosas
que no tienen mucho sentido. – Donde habita el olvido)
Ley
de aceptación. Cada una de las situaciones que suceden en nuestra vida son
perfectas aunque nuestra mente y nuestro ego se resista a aceptarlo. Hay amores
que solo pueden vivir en el corazón…no en nuestra vida, por eso nunca le
regales la luna a quien solo le gusta seguir las estrellas…
(Y
cada vez peor, y cada vez más rotos. Y cada vez más tú, y cada vez más yo. Sin
rastro de nosotros. – Amor se llama el juego)
Ley
de mentes insanas. A veces deseamos que sea verdad algo que no existe nada más
que en nuestra mente y sufrimos por causas imaginarias. El deseo comienza una
carrera veloz hacia lo imposible hasta que la razón le pone un freno o se
limita a creer que al igual que las constelaciones son una ilusión, también le
sirven de guía…
(No
hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás existió. – Con la frente
marchita)
Ley
del tiempo. A través de la historia, el tiempo parece ser otro de los
protagonistas que funcionan tanto como bálsamo o como motor de fuertes
emociones y desilusiones. Las grandes historias de amor nos hablan de
desencuentros, de tragedia y de pocos finales felices. Por esa razón, al igual
que hace un escritor, hay técnicas en la vida para mantener la tensión y por eso,
los amantes deben permanecer alejados para desear el tan ansiado encuentro…
(El
tren de ayer se aleja, el tiempo pasa, la vida alrededor ya no es tan mía,
desde el observatorio de mi casa la fiesta se resfría. – Lágrimas de Mármol)
Ley
de supervivencia. Nunca sucederá algo que no deba suceder, solamente existirán
paños de agua tibia, situaciones momentáneas que curan una noche, un tiempo,
pero no toda la vida, porque no se puede creer en el dicho de que las cosas
mañana irán mejor. Lo que importa es sobrevivir a esos naufragios y seguir
adelante…
(Superviviente,
sí, ¡maldita sea!, nunca me cansaré de celebrarlo, antes de que destruya la
marea las huellas de mis lágrimas de mármol.- Lágrimas de mármol)
Impecable y sentida tu entrada. Estupendo y más que apropiado insertar a Sabina luego de cada párrafo reflexivo. Espero que transites este momento tal y cómo lo has descrito.
ResponderEliminarUn abrazo