En un país lejano donde todo es diferente, hay un hermoso campo lleno de frondosos árboles con lo cual el paisaje siempre es mágico y distinto. Pero de entre tantos olivos lo que mas destaca es un roble que quiere pasar a veces desapercibido y otras es un trueno en medio de la oscuridad de la noche.
Un roble con sus raíces bien asentadas en su tierra sembrada de aceitunas, cuyas ramas se multiplican para abrazar y dar cobijo a todos los que a el se acercan, un árbol grande que puede dar sombra cuando el verano amenaza con secar la piel y proteger de la lluvia, del viento y del mal tiempo a los que ama..
El, que cuando se le ve llegar pareciera ser de esos que van arremetiendo contra el viento y formando tempestades, que al caminar va dejando sus huellas por donde no debería nadie mas poner sus pies, que demuestra a los demás que es tan fuerte como las cadenas que lo unen a su sangre gitana, él, para mi solo es un niño grande.
Pocos saben como es él. Dentro de su monumental cuerpo, no solo hay una voz fuerte, un pensamiento de unidad y poderío, porque cuando los demás ven en el, un jefe, yo tan solo veo un niño...cuando los demás acuden a él para solicitar su ayuda yo quisiera protegerlo. Es confiado, ingenuo y sin malicia para ver con anticipación las cosas que mas tarde lo hacen sentir tan solo.
El y yo no hablamos mucho, pero nos lo decíamos todo. Él no es de grandes frases, si no de grandes hechos, de esos que cotidianamente, poco a poco y casi sin quererlo, van haciendo a un hombre grande de verdad. El, que vive soltando palabras sin sentido y que todos dicen que tan solo busca amoríos, se llena la boca al dar la cara al viento y decir que solo tiene un trozo de cielo, una hucha vacía, y su acordeón…y es que él no es solo gitano de nacimiento, es mi gitano de corazón…y es mi amigo

Feliz Navidad para ti y toda tu familia