Las
7 con 10 minutos, Todavía había una gran multitud caminando por las calles de
esa ciudad tan cosmopolita, llena de contrastes muy bien marcados, mucha
riqueza tocándose la mano con miserables vidas que se consumían en rutinarios
días sin la esperanza de que algo sucediera y los apartara de sus lamentos
“Quizás
si hubiera nacido en otro lugar diferente…quizás si no hubiera nacido...o si las
heridas no fueran tan fuertes…si al menos no me trataran tan mal…”. Sus
pensamientos golpeaban continuamente con contradicciones y efímeros reproches.
Consiguió
un banco cerca de una plaza que se encontraba desocupado y decidió descansar un
momento…aún tenía tiempo para lo que iba a hacer.
-Total
que mas da un minuto mas o menos, ya no puedo salir de este encierro que quema –
y justo en el momento en que iba a sentarse, una anciana que se había acercado
sin que ella se percatara trataba de hacer lo mismo
-¿Quiere
sentarse aquí?
La
mujer mayor lo rechazo con delicadeza, dijo que no, muchas gracias, que a ella
le daba lo mismo. Pero parecía haberse perturbado con la cercanía de la mujer mas
joven. Se pasó la mano sobre el colgante de oro en forma de cruz que pendía de
su cuello y luego con voz algo apagada le dijo:
-¿Me
daría acaso a mi su lugar, estaría dispuesta a cambiar su lugar por el mío?
Olvido,
que así se llama la mujer de esta historia se quedó algo sorprendida. Las
palabras de la mujer mayor le habían sonado extrañas, en realidad todo le
estaba resultando extraño esta noche, las horas parecían no querer llevar su
normal velocidad y lo constataba al mirar de nuevo el reloj: las 7: 15 de la noche
- La
verdad no le he entendido bien, pero si se refiere al asiento…es suyo.
Ángela
dijo de nuevo que no, pero luego, con un
ademán afectuoso la invitó a sentarse a su lado. Olvido se sorprendió, no se
reciben atenciones de una viejita así nomas. La anciana sonrió un poco...mas bien
demasiado y los labios cubiertos de talco se partieron en surcos secos al ver
que Olvido se sentaba a su lado.
- No
se porque siento que desea ser amable conmigo...acaso nos conocemos?
- No
- dijo Angela – pero creo que al igual que tú esta noche necesito conversar con
alguien.
Olvido
trató de negar aquella afirmación pero sin darse cuenta se encontró contándole a
esa mujer mayor toda su vida y el porque se encontraba ahí esa noche.
- No
me siento feliz…no soy feliz. Mi vida no es la que yo deseo y no me malentienda….no
es mala, solo que no es la mía. He sido madre y ya mis hijos no me necesitan,
cada cual ha hecho su vida y si trato de guiarlos su respuesta es siempre la
misma “Mamá, puedes estar cerca de nosotros pero déjanos hacer nuestra vida”
- Quizás trataste se seguir viéndolos como niños
– dijo Angela que la escuchaba atenta
- No…solo
deseaba que no cometieran los mismos errores, que no tuvieran que sufrir si
algo salía mal.
- Con
los errores se madura…se crece…
- Si..quizás
tiene razón, pero el hecho es que no me necesitan.
- Y
su esposo? Tiene pareja?
- Si…pero
son tantos años que la relación se resume a complacer tanto en la cama como en
los cuidados normales, pero no siento que sea necesaria….hay oficios especiales
que pueden cubrir lo que hago.
- Y
su familia? Y sus amigos?
- No
me encuentro en ese mundo, no comparto sus ideas materialistas y no encuentro
el hilo cuando empiezan a conversar sobre lo que tienen o van a tener cuando yo
solo he deseado tener una sola cosa.
- Que
es?- preguntó Angela con una ternura en su cara
- El
amor de alguien que no puedo tener y que me duele hasta sangrar por dentro
- Por
eso has decidido huir?
Hubo
un momento de perturbación porque Olvido tardo segundos en responder mientras la
vieja la miraba con cierta angustia y preocupación. Dio discretamente un ligero
toque en la manga de la blusa de Olvido que súbitamente intentó recomponerse,
carraspeó falsamente, se contuvo. Era tan difícil. Temía haber llegado a un
punto donde no podía mantener la calma.
Se mantuvo en severidad y temor, cerró los labios sobre los innumerables
dientes pero no podía engañar a nadie. Su rostro tenía tal desesperación que
perturbaba los ojos de quien en este momento la observaba.
- No
estabas huyendo, verdad? Dijo con preocupación – Piensas hacer algo peor-
continuó
Olvido
se recompuso un tanto deprisa, cruzó las manos sobre el bolso que contenía todo
lo que ella pensaba era su vida. Las arrugas habían tomado un sentido. Ahora
eran otra vez incomprensibles, superpuestas en un rostro que alguna vez fue
indomable. Aquella mujer, Ángela, le quitaba la tranquilidad. Ella no quería
echarse a llorar: si me pongo a llorar
lo arruino todo, va a ser ridículo, tengo que parar…pero era imposible, la
situación era muy triste.
Con
mucha piedad, Ángela vio la arruga que cubría la frente de esa mujer, muestra de que estaba conteniendo sus ganas de
llorar y con ternura le dio un abrazo justo en que Olvido rompió a llorar. Ella
parecía pensar, pensar para encontrar un pensamiento que pudiera ayudar a
Olvido con ese sentimiento. De pronto, con cuidado y sabiduría de anciana, como si
precisara tomar ese aire para hablar como vieja le dijo:
- Llora
mi niña, que toda tu tristeza salga desbordada por esos enormes ojos negros que
tienes…llora mientras te cuento una historia…
Y
fue así como Angela empezó a contarle el
como ella también hace mucho tiempo se encontraba en una situación similar a la
suya, casi idéntica y quiso huir de todo, terminar con su vida porque no le
encontraba sentido vivir lejos del hombre que amaba. Entonces, sacó algo de su
cartera que guardaba con mucho recelo. Era una foto donde se veía una familia
feliz, llena de gente, de niños y al centro ella con su esposo, un hombre mayor
que sonreía mientras la abrazaba. Era una de esas fotos familiares que se toman
al cumplir muchos años de casados.
- Bodas
de plata? Preguntó Olvido
- No…bodas
de oro. Aquí al lado derecho están mis hijos, todos juntos a pesar que años atrás
no se llevaban bien. A mi lado izquierdo mi querido esposo y mis nietos. Tuve 4
hermosos nietos que ayude a criar aunque al principio no aceptaban mis consejos
pero que el tiempo se encargó de hacerlos entrar en razón. Y en la parte
inferior, los hijos de mis nietos a los cuales ya no puedo tener como antes
pero que los disfruto cada vez que vienen a verme.
- No
entiendo, dijo Olvido…Si no se sentía bien en ese lugar, porque se quedó? Porque
no se fue a buscar el hombre que amaba?
- Por
una sola razón, Olvido, ellos si me necesitaban…todos me necesitaban, lo supe después y me alegro de no haber cometido un error. Además, el amor siempre iba a existir
en algún lugar, aunque continuáramos separados. No creo que un hombre me
hubiera seguido amando, como lo hizo él durante todos estos años, de haberme conocido tan egoísta como para abandonarlo todo por ir
detrás de mi propia felicidad – Dijo la anciana con la sonrisa mas hermosa que
le había salido en años al recordarlo
Olvido miró de nuevo el reloj.
Quizás aún tenía tiempo para arreglarlo todo. Quizás su vida no era un absurdo
como ella pensaba y tenía algún sentido.
Volvió a mirar la foto…algo extraño tenía esa foto y no sabía que era. Miró a
su lado y se dio cuenta que Angela se había marchado dejándole la fotografía.
La buscó por todas partes de la plaza pero no la encontró y el reloj, justo
ahora que ella necesitaba saber que hora era se había parado en las 7:16 de la
noche.
Se arreglo un poco el maquillaje
como pudo y se dirigió hasta su casa en donde su esposo la esperaba impaciente
y algo preocupado.
- Donde
estabas? Nadie sabía donde fuiste.
- Necesitaba
algo de aire, creo que todo esto de ser madre, abuela, esposa, creo que es
demasiado para mi y a veces no me siento fuerte.
El
sacó algo de su bolsillo y poniéndose detrás de Olvido le dijo:
- Eres
la mejor esposa, la mejor madre y la mejor abuela del mundo
Y
un colgante de oro en forma de cruz rodeó su cuello esa misma noche que el
reloj de la plaza continuó su marcha mientras los habitantes de esa ciudad
cosmopolita seguían pensando que nada pasaba en sus calles, que la vida era una
total rutina de horas pegadas a los ordenadores y cajas registradoras…pero que para
Olvido, esa fue la noche que un ángel la visitó.
No pude dejar comentario pisando la fecha. Me gustó mucho el vídeo de Gitano, no conocía ese grupo. Gracias por traerlo.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Lo cotidiano se nos hace rutina y nos entretenemos en soñar mundos inexistentes, pero la felicidad está dentro de uno y con los suyos. Besos, Mirella.
ResponderEliminarjo, el fénix de los ingenios eres tú, no Lope, cuanto y qué bueno, un saludo, feliz día
ResponderEliminarEres la mejor esposa,la mejor madre y la mejor abuela del mundo, seguro que lo eres y tienes que ser fuerte para seguir siéndolo.
ResponderEliminarAhhh.... me encanta la cabecera del blog que has puesto , esas palabras que me llevan a tus sueños, una maravilla.
Besotes guapa.
Muy reconfortante, excelentemente bien escrito y con sentimiento.
ResponderEliminarUna Gran mujer que encierra, tras su carcel de piel, una heroina de las que nunca nos acordamos, las de la rutina diaria.
ResponderEliminar