Las palabras son regalos que muchas personas
desprecian, pero tomando prestadas palabras de alguien que mucho quiero y más
admiro, sin pretensión alguna las tomo y las devuelvo en un verso
Distantes y
cercanos, en el prolegómeno de un silencio
cómo en el tercer
verso que calla para dar cabida a un bostezo,
Ausentes de
preámbulos y carentes de sordos lamentos
derribemos ya los
muros y que comience el segundo tiempo…