Fortalece tu voluntad y tu corazón, desecha las máscaras que llevas por dentro
Se acercan los días de carnaval y todo el
mundo ya está pendiente de los disfraces de los hijos para el colegio o de como se vestirá para ir a compartir con amigos en alguna fiesta carnestolenda…eso no
tiene nada de malo en realidad, todos hemos disfrutado en variadas ocasiones
del compartir con amigos de momentos de risas y sano humor mientras nos convertíamos
en brujas, payasos, superhéroes y demás personaje favorito, pero yo me refiero a otro tipo de disfraz, a otro tipo de máscaras, sobre todo a esas que
llevamos a veces y que son los enemigos del amor y la felicidad. El enfado, la
tristeza, los celos son miedos cubiertos con una máscara que no nos deja ser
como somos, actuamos a veces por impulsos, mentimos por necesidad, y nos vemos
obligados a ser como las personas quieren que seamos todo por complacer a los demás y remediar
las cosas, pero no remediamos nada, solo seguimos viviendo con nuestros miedos.
Cuenta una antigua
fábula que había un ratón que estaba siempre angustiado, porque tenía miedo del
gato. Un hechicero que escuchó sus lamentos se compadeció de él y para que
dejase de tener esos miedos le convirtió en eso… en gato. Así, siendo uno de
ellos, no se asustaría más.
Pero entonces empezó a
sentir miedo del perro. Un miedo atroz e incomprensible que se despertaba cada
vez que lo sentía. De modo que el mago, conmovido de nuevo por tanto temor,
decidió convertirle en perro. “Tal vez así ya no vuelva a temer nada”, pensó
confiado.
Sin embargo, pronto
empezó a sentir miedo de la pantera. De manera que el mago, nuevamente
conmovido, le convirtió precisamente en eso… en pantera.
Fue entonces cuando
comenzó a temer al cazador. El mismo miedo, igual de atroz e incomprensible,
que se aparecía cada vez que lo nombraba.
Llegado a este punto,
el mago se dio por vencido y volvió a convertirlo en ratón, diciéndole:
"Nada de lo que haga por ti va a servirte de ayuda porque a quien tiene el
alma de ratón, sea lo que sea, siempre habrá algo que le dé miedo".
No es fácil lograr vencer nuestros miedos
pero para eso hay que fortalecer la voluntad y el corazón, reconocer los miedos
y enfrentarlos con valentía y así, poco a poco irán desapareciendo como
desaparecen las tinieblas al salir el
sol. A veces cuando las cosas suceden y no tienen remedio…para que preocuparse?
Que se gana rumiando una y otra vez el fracaso, la desgracia o el dolor…? y si
las cosas no han sucedido aún, porque comenzar a angustiarse por lo que solo
existe en la imaginación?
No hay que tener miedo, hay que vivir
plenamente cada momento….el hoy es lo único que importa, el ayer ya nos dejo la
enseñanza y el mañana dirá si utilizamos bien lo aprendido... Solo el hoy es el
momento de enfrentarse a la vida, de invertir bien el tiempo, desafiando
obstáculos, de poner los pies en la tierra comprendiendo la realidad porque
solo hoy es el tiempo de ser feliz y dejar una huella en el corazón de los
demás.
Juan XXIII tenía un decálogo de la
serenidad para cada momento
•Sólo por hoy trataré de
vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de m i vida todo
de una vez.
•Sólo por hoy tendré el
máximo cuidado de mi aspecto: cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no
pretenderé mejorar o disciplinar a nadie, sino a mi mismo.
•Sólo por hoy seré
feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro
mundo, sino en este también.
•Sólo por hoy me
adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten
todas a mis deseos.
•Sólo por hoy dedicaré
diez minutos de mi tiempo a una buena lectura; recordando que, como el alimento
es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la
vida del alma.
•Sólo por hoy haré una
buena acción y no lo diré a nadie.
•Sólo por hoy haré por
lo menos una cosa que no deseo hacer; y si me sintiera ofendido en mis
sentimientos procuraré que nadie se entere.
•Sólo por hoy me haré
un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré. Y me
guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.
•Sólo por hoy creeré
firmemente aunque las circunstancias demuestren lo contrario- que la buena
providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie existiera en el mundo.
•Sólo por hoy no tendré
temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de
creer en la bondad.
Los miedos, son problemas que no duran
para siempre, Charles Chaplin decía: “Visto de cerca, todo es tragedia...visto de lejos
todo es comedia”, por eso, cuantas veces al pasar el tiempo, nos reímos recordando aquello que fue en su momento “un gravísimo problema”.
Las personas cuando tenemos miedo buscamos amigos o alguien que nos ayude , pero muy pocas veces buscamos en nuestro interior ese amigo que vive dentro de nosotros. Actualmente, nos aturdimos con música,
con el bullicio del tráfico, de la gente, porque sentimos miedo de encontrarnos
en el silencio y descubrir nuestra voz interior que nos dice: “No corras, que a
donde tienes que llegar es a ti mismo.”
Reconcíliate contigo, ponte frente al
espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios y decide
ahora mismo ser su amigo y ser feliz.