Bueno, ya no
volví, ya no padezco
de no volver,
se decidió la arena
y como pan de
ola y de pasaje,
sílaba de la
sal, piojo del agua,
yo, soberano,
esclavo de la costa
me sometí, me
encadené a mi roca.
No hay
albedrío para los que somos
fragmento del
asombro,
no hay salida
para este volver
a uno mismo,
a la piedra de uno mismo,
ya no hay más
estrella que el mar.
Pablo Neruda.
Neruda, siempre Neruda, como poeta de guardia.
ResponderEliminarUn beso
Hoy no tengo un buen día, por ninguno de los lados, para leer este tipo de poemas.
ResponderEliminarBesicos