He viajado tanto desde que nací que
tengo tantos lugares en mi memoria, pero ninguno como ese pueblito anclado en
las costas del mar Pacífico llamado Pacasmayo… con sus calles empedradas y casas antiguas, su único
cine donde vi una película que me hizo tener miedo a la oscuridad por mucho
tiempo, sus bodegas con pisos de tierra
y relucientes envases de vidrio llenos de galletas, caramelos y recuerdos…Bellas
eran esas fiestas con fuegos artificiales sobre la arena, esa misma donde yo
iba a buscar “muymuyes” para que mi mamá guisara con arroz….y sobre miles de
escalinatas (eso me parecía a mi), estaba una bella iglesia que aún conserva en
el mismo lugar y en donde yo contaba los segundos para que terminara la misa y
poder comprar raspadilla a la salida…
Un pueblito que cuenta entre sus
maravillas el tener un puente construido en 1871 y que en 1880 estuvo a punto
de ser dinamitado durante la Guerra del Pacífico y que se salvó luego de darle 10,000
soles a Chile. El muelle tenía una longitud total de 773.83 metros en su
principio y dos maremotos, en 1918 y 1924, lo recortaron a 544 metros lineales,
su longitud actual.
Muy atrás quedaron esos días en donde
mis hermanas comenzaron a saber lo que era el amor y yo intentaba aprender la
tablilla del abecedario, pero si he de ser franca, lo que nunca olvidaré, es esa
calle empinada donde me aventuré a bajar en una bicicleta sin frenos sin contar
que aún los pies no me llegaban al piso y terminé frenando con una pared de
ladrillos...
Muchas veces la he buscado por internet
y puedo ver que en el malecón aún se conservan algunas casas de balcones
antiguos igual a una de las que llegamos cuando nos mudamos a Pacasmayo, la
placita donde íbamos a pasear sigue estando donde mismo y hasta algunas calles
siguen siendo de piedra…hay lugares nuevos, propios para el turismo y quizás se
ve mejor, quizás es mas moderno, pero sigue siendo el pequeño pueblo costero
del Perú donde aprendí a atarme los zapatos…
Mas visitas a otras regiones en Juliano el apostata 56
Leyéndote me reafirmo en que nuestra patria es la niñez.
ResponderEliminarVivirás en otros paisajes, tendrás otros hogares muy distintos y distantes, pero al final, siempre nos quedará el recuerdo de aquel pueblo donde fuimos niños.
Un beso.
Qué entrañables recuerdos conservas de ese lugar!...gran tesoro que conservarás preservado por siempre. Esas fotos borrosas logran transmitirnos parte de lo que viviste y es por ese regalo extra que nos haces que te agradezco el doble por compartirnos.
ResponderEliminar=)
Un abrazo
Con las magníficas fotos que has puesto y tus descripciones me ha parecido ir andando por sus calles
ResponderEliminarEsos recuerdos infantiles se hacen imperecederos en la memoria y forman parte de nuestra vida para siempre.
ResponderEliminarBesos.
Me ha resultado muy bonito y a la vez tierno tu relato. Tierno por ser esos recuerdos de infancia, me fascinó que hables de Pacasmayo como el lugar donde aprendiste a atarte los zapatos, jaja.
ResponderEliminarPor cierto, creía que eras venezolana. El vídeo tam,bién me gustó.
Besos.
Una vez visité el lugar en que más disfruté mi niñez, mejor nunca lo hubiera hecho, porque ya nada era igual, el cemento moderno todo lo cambia, los cercos y muros cierran los senderos, los cerros se cubren de antenaa. Es mejor quedarse con las imágenes de los recuerdos...
ResponderEliminarNotable lo de frenar la bicicleta con una pared de ladrillos. Es curiosos como esos sucesos, pasan a ser recuerdos nostalgicos de un lugar. Interesante la historia, como las fotos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me ha parecido entrañable tu relato juevero al recordar cosas de cuando eras niña y la travesura de la bicicletaes cuando te aventuraste a bajar sin frenos y terminaste frenando con una pared de ladrillos... buf te he imaginado y no quiero ni pensar el porrazo que te darías.
ResponderEliminarLas imágenes también me han encantado.
Un besazo.
Buenos días, Diva:
ResponderEliminarQuizá la magia exista en manos de quienes sabéis invocarla.
Al leerte te he acompañado en tus recuerdos, he escuchado tus risas y saboreado esos guisos que preparaba tu mamá.
Gracias por compartir tu magia, Diva.
Una preciosa y tierna descripción de un lugar que no has olvidado y que permanecerá por siempre en tu pensamiento.Las fotos antiguas me han encantado. Me quedo con las ganas de saber qué son los "muymuyes" aunque supongo que será algún tipo de cangrejo...me encanta la palabrita ja,ja,
ResponderEliminarUn beso
Tu forma de narrar ese periodo de infancia, acompañándola de esas imágenes... te aseguro que me he dado cuenta, al leerte a ti y a otros compañeros, de que nos rememoramos a la niñez para sacar lo mejor de nuestra tierra. A fin de cuentas, somos donde nos criamos.
ResponderEliminarPrecioso tu camino.
Un beso enorme.
Que calidas fotos y que amena forma de trasmitirnos tus sentires
ResponderEliminarGracias he transitado contidgo
Cariños y buen domingo
Que belleza de escrito y que fotos tan entrañables. Y es que el lugar donde vivimos la niñez queda,imborrable en todo nuestro ser. Besos.
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