- ¿Y tú la conociste, abuelo?
- Sí, yo también la conocí cuando era chiquillo. Pero a diferencia de mis
amigos, yo la saludaba, y cuando ellos la insultaban, yo me quedaba callado,
porque a mí me parecía una buena persona…
- ¿Tus amigos la insultaban? ¿Qué le decían?
- Le gritaban “gringa loca” cuando la veían pasar, porque así se refería
la gente a ella: “ahí pasa la loca de la escoba”. En realidad, no la tratamos
nada bien, porque para todos era solo una loca que barría el desierto, ya que
la veíamos desde temprano con su escoba y su wincha barriendo y midiendo las
arenas, haciendo dibujos incomprensibles y cálculos matemáticos que nadie
entendía.
- ¿No vivía en el pueblo?
- No, vivía alejada, entre las dunas. A nadie le interesaba lo que hacía,
y pese a que nunca nos dijo nada, algunos chicos le teníamos miedo. Cuando la
insultábamos, solo nos miraba en silencio como comprendiendo que solo éramos
unos mocosos malcriados...
- ¿Y qué más pasó?
- Que a los pocos años, gracias a la "gringa loca", el mundo
empezó a conocer las líneas de Nazca; ni nosotros sabíamos lo que teníamos a
pocos metros. Y entonces llegaron otras personas del extranjero a tomar fotos,
y a hacer estudios. Y de pronto el mundo comenzó a interesarse por nuestra
región, el gobierno se preocupó más por nosotros, y llegó la luz, el agua y los
turistas, y se hizo un comercio alrededor gracias al que muchos de nosotros
ahora vivimos mejor que antes… todo gracias a lo que empezó la “gringa loca”.
- ¿Ya murió, no?
El abuelo abrió una caja y empezó a buscar entre cartas, fotos antiguas y
amarillentos recortes de periódicos.
- Sí. Cuando ya estaba mayor y enferma, tuvo que dejar el desierto para vivir en el Hotel de Turistas de Nazca, donde estuvo hasta que su salud empeoró. La llevaron a Lima, donde murió en 1998. Guardé un recorte cuando el gobierno le otorgó la nacionalidad peruana. Lee fuerte lo que ella dijo de nosotros, -dijo el abuelo entregándole a su nieto un recorte de periódico avejentado por el tiempo y señalándole un párrafo.
Carlos leyó en voz alta.
- "Yo quiero, con mi obra, ser un instrumento para eliminar las injusticias y para que los peruanos --que son gente de cualidades culturales, morales y físicas especiales-- recuperen su propia estimación. Yo les digo: yo soy chola, porque me siento a veces más unida con los cholitos, y sobre todo ahora que tengo la nacionalidad peruana".
- ¡Qué bonitas palabras!, -dijo Carlos sorprendido-, y si estuviera viva
ahora, ¿le hablarías?
El abuelo no contestó. Pero las dos lágrimas que resbalaban por sus
mejillas en agradecimiento a la loca que barría el desierto, eran sin duda una
afirmación.
(Descripción popular de la investigadora alemana María Victoria Reiche
Neumann, quien descubrió las míticas Líneas de Nazca - Ica - Perú)
Autor del texto: Chemo Morales Garcia.
Buenos días me alegro de volver a leerte de nuevo, espero que todo este bien por allá ..
ResponderEliminarQue lindo lo que nos dices de esta mujer que tomándola por loca hay que ver el legado que dejo , aún no perteneciente a ella pero sin duda contribuyo y mucho a descubrirlo ..Nunca hay que menospreciar a los demás por su apariencia a veces nos sorprenden y de muy grata forma ..Una buena entrada y reflexiva.
Un fuerte abrazo .
Esas locas mueven el mundo, acaban por encontrar misterios y hasta civilizaciones, pero en tu caso está muy bien narrado, con el abuelo que llegó a conocerla.
ResponderEliminarPrecioso post. Un homenaje a la gringa más que merecido. Un abrazo y feliz tarde
La realidad es tan extraña, que quienes se aproximan a captarla, pueden parecer locos a quienes no tienen idea de la realidad, a quienes no saben lo que sucede cerca de donde están. Como esta mujer, con sus nobles propósitos, que logró que se interesaran por esa región.
ResponderEliminarBien por este relato de homenaje.
Besos.
Precioso homenaje e interesante relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Qué bonitoooooooo!
ResponderEliminarQuerida amiga, me encanta tu relato. Cuanto "loco" hay por el mundo sin reconocimiento en vida y a los que les debemos...mucho. Estoy feliz de que nos reencontremos, aunque mas no sea en el mundo bloguero. Muchos besos
ResponderEliminarQué maravilla de homenaje le has hecho, querida amiga… Cuántos más como ella y esa mala costumbre del mundo en prejuzgar y acusar de demencia cuando desconocen lo que presencian…
ResponderEliminarUn placer leerte, preciosa.
Abrazos, y feliz finde 💙
Qué notable! me imagino lo incomprendida que debió vivir! Merece el recuerdo. Un abrazo
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar