Un camino de luces concéntricas se van aproximando al infinito, si es que decir infinito cabe en la descripción de ese pasillo de unos 8 metros de largo del autobús de pasajeros donde me encuentro sentada. Que noche para escoger irme de viaje, afuera llueve desde tempranas horas de la tarde y por alguna razón, algo en mi interior me dice que he tomado la decisión equivocada…quizás por eso la he elegido.
Llegué tarde al terminal y no pude ocupar el lugar de la ventana como tenía pensado, en su lugar tuve que compartir puesto con alguien que viaja cubierto de mantas desde que salimos del terminal. Era un joven de veintitantos años que miraba hacia la ventana sumido en sus cavilaciones aunque por un instante me miró de reojo, como hace todo el mundo cuando se le sienta alguien al lado. El joven se giró un poco como para preguntarme algo pero luego pareció contenerse y se volvió de nuevo a seguir mirando por la ventana.
A mi izquierda, del otro lado del pasillo, dos jóvenes hablaban sobre el inicio de sus vacaciones en una jerga que para mi era totalmente desconocida, salvo algunas palabras malsonantes. Delante de ellos, un militar se comunicaba con una mujer de voz chillona que traspasaba los auriculares del blackberry que ostentaba sin disimulo para que todos nos diéramos cuenta de su reciente adquisición. Me imagino que se ha de pensar que carga lo último en tecnología celular pero no le voy a decir que su sistema operativo no trabaja con Android Gingerbread porque lo mas probable es que piense que hablo de alguno de los personajes de la Guerra de las Galaxias.
Adelante del asiento del exhibicionista, va una señora que ha decidido ahorrarse dinero llevando a su hija de unos 6 años en las piernas mientras su compañero arruga la cara adivinando de antemano que su viaje al lado de la niñita va a ser algo incómodo y delante de mi, lo peor de todo…una señora que a cada momento se recuesta mas hacia atrás golpeando con fuerza su respaldar en mis rodillas. Lejos ha de estar de pensar en lo terca que puedo resultar a veces y que desde ya he decidido entablar una guerra sin cuartel a ver quien se cansa primero…yo y mis piernas o ella el aguantar mis duras rodillas en su espalda…
De pronto el autobús comienza a moverse y emprendemos el viaje. Adentro de su vientre 38 pasajeros con diferentes vidas se concentran en un solo destino mientras me pregunto si el mío al fin ha terminado su recorrido. No se que hago aquí, últimamente las cosas ya no tienen el mismo significado y la decepción se ha hecho cargo de tomar mis decisiones. Me da igual ir que venir, me da absolutamente lo mismo despertarme que quedarme acostada durante todo un día...o incluso semanas, pues no tengo motivos que logren algún cambio en como me siento, ya todo me importa poco, como tampoco me importa que el autobús donde me encuentro haya emprendido su viaje a gran velocidad.
Las pantallas de los televisores se encienden para proyectar la última película de Travolta que han escogido para el viaje y que yo ya he visto hace un par de días. Dos de los pasajeros situados a 3 filas de donde me encuentro, llaman la atención a unas mujeres a bordo para que dejen de hablar porque no los dejan escuchar…que locura, pensé...que importa si hablan si de todas maneras la película es subtitulada… lo bueno de todo, es que las mujeres se callan y yo puedo seguir inmersa en mis pensamientos.
El bus viaja a lo larga de una angosta y maltratada carretera. Las ruedas van girando velozmente sobre el pavimento que de vez en cuando se interrumpe ante la presencia de un bache, pero los pasajeros, a pesar de pegar de cuando en cuando un pequeño salto parecen no preocuparse demasiado divertidos con las escenas de acción de “Desde París con amor” y yo solo pienso en lo bien que se ve Travolta con esos kilos de mas.
Sigue lloviendo afuera y las luces del exterior atraviesan las ventanas confundiéndose con la llamarada que producen los relámpagos en la negrura de la noche, obviamente esto es algo que no le impide al conductor seguir con su ritmo acelerado. Pasamos el primer poblado. Las ventanas y balcones de las casas pasan a gran velocidad y mi imaginación me hace pensar que quizás en esos hogares fugaces de mi viaje, viven personas que tienen una existencia como la mía, envuelta en una vorágine de amores, desencantos, celos y porque no, llenos de deseo de venganza, de justicia o simplemente de hastío. Nunca he tenido el pensamiento simplista de limitarme a solo mi circulo mas cercano, siempre he pensado que todas las personas tenemos los mismos problemas y por eso aquí estoy rodeada de personas que no conozco y pensando que hay detrás de cada uno de ellos y que los ha motivado a emprender este viaje que solo yo parece saber cual es su destino.
Tanto dolor en tu vida
tuviste que soportar
que caíste malherida,
te olvidaste de volar…
tuviste que soportar
que caíste malherida,
te olvidaste de volar…
Como recordaba la primera parte de esos versos leídos hace poco. Había llegado a un punto que solo quería desaparecer. Ya no tenía sentido el seguir viviendo sin ilusiones, sin algún motivo que generara el deseo de continuar con esta vida tan vacía en donde a nadie le interesaba si yo ocupaba un lugar de existencia.
Todo sucedió tan de prisa. El chillar de los frenos, el vuelco sobre el retorcido armazón de metal y el mojado asfalto. Los gritos y ese desagradable y penetrante olor de la sangre. Sin saber como en mi mente pude predecir los titulares del día siguiente
“El hecho se produjo cerca de las 6.30 de la madrugada. El vuelco provocó la muerte de 12 personas y más de 10 heridos de distinta consideración, los cuales fueron trasladados a distintos hospitales de la vecina localidad…”
Buscaba la parte en donde se encontraban los nombres en letra negrilla… ¿Porqué no podía leer bien esos nombres y apellidos? …Estaba sudando pero tenía frio, mas bien era un escalofrío que recorría mi columna vertebral mientras podía sentir ese cosquilleo en mi cabeza. No era dolor, mas bien era como si tuviera hormigas resbalando sobre mi frente. Había cuerpos por todos lados lavados por las gotas de lluvia que terminaban convertidas en charcos de color rojizo…Porque no aparezco en esa lista?
A veces el sentimiento que deja un acontecimiento dura más que el propio acontecimiento. Este era uno de esos casos. Rebobiné la escena una y otra vez en mi mente. A cámara lenta podía congelar cada imagen. Con el aplomo y la sensación del observador que está a salvo, estudié los detalles en busca de una respuesta, algo en mi mundo conocido que diera sentido a lo que estaba presenciando…no era el momento aún de partir, quizás algo estaba esperándome en la vida…quizás hace mucho había dejado de escuchar mi alma…como era que decía la siguiente frase de aquel verso?...
Es tu alma, que te habla,
que no se quiere apagar,
que desea ser corsaria
y la lucha continuar."
que no se quiere apagar,
que desea ser corsaria
y la lucha continuar."
Aquí estaba de nuevo, sentada en el puesto 32 de un autobús que continuaba su trayecto sin interrupciones…No se lo que ha sucedido en ese instante en que mi mente se aparto del camino pero sentía que tenía una segunda oportunidad de hacer que mi vida tuviera sentido y aunque continuaba lloviendo afuera, esta vez las gotas tenían otro sabor, el sabor de una promesa de que alguien aguardaba por mi del otro lado del camino y que estaba listo para amarme…la pregunta era si yo estaba lista?..
...
Las noches pueden ser solitarias,
las noches pueden ser tan frías
cuando no hay alguien a nuestro lado…
Conozco muy bien esa sensación, yo lo sé muy bien
la vida es solitaria, la vida es un infierno,
pero hay una cosa que no debes hacer…
nunca debes dejar que el sentimiento te abrume
porque mañana será otro día y
yo estoy dispuesto a mostrarte el camino…
¿Estás lista para amarme?
¿Quieres pasar un buen rato?
¿Quieres pasar la noche conmigo y
dejar que nuestros corazones corran libres?
Solamente tú y yo…
¿Estás lista para amarme?
¿Quieres pasar un buen rato?
Quédate conmigo a compartir la luz de la mañana
juntos tú y yo
El juego del amor puede ser tan cruel
y los buenos amigos son tan difíciles de encontrar
Tantos sueños que se caen en pedazos
que te vas acostumbrando a llevar el corazón roto
Pero hay una cosa que no debes hacer...
nunca debes dejar que el sentimiento te abrume
porque mañana será otro día y
yo estoy dispuesto a mostrarte el camino…
Rstás lista para amarme?
Tiene tantos ingredientes tu relato que lo hace digerible pausadamente ¡hasta que el fenómeno altera al lector! ¿Ocurrió, fue imaginación, un Déja Vóu, lo pensó el lector?
ResponderEliminarFantástico, felicitaciones.
Siempre estupenads las cosas que nos dejas. Un placer volver por tu espacio.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.