Aún
era de noche cuando con los ojos cerrados volaba…volaba y miraba esa luna que unas veces se alza arrogante
y altanera y otras veces, como esta noche, se muestra amable desplegando sus halos
de luz y me abre las puertas… y esa luna juguetona y traviesa me mira y por una
rendija de mi ventana se cuela y me lleva…me empuja…me alerta.. y aunque aún no estoy del todo despierta, me sorprende
y me arropa con su mirada mas tierna…
Y
levanto la mirada a ese manto cuajado de estrellas…y doy gracias al cielo porque
esa luna rojiza siga acercándonos de esa manera…y corro, como si pudiera
alcanzarla, temiendo que en el próximo eclipse desaparezca y al hacerlo, cuando se oscurezca, te llevé
con ella…
Siempre
tuve la sensación de vivir una vida prestada y diferente...un mal presentimiento, pero esta noche, por un momento, mientras absorta y
soñolienta miraba su silueta redonda y resplandeciente, sentí su enorme poder
inundarme la cara y esa inusitada y dulce sensación de saber que al fin estaba en casa…
...y
me dejé caer sobre la almohada con lágrimas calientes corriéndome por las
mejillas...No era justo, no,...solo soñaba..
Lo mágico de la Luna, cuando se viste de color naranja, es que se hace todavía más accesible y cercana; ella es la puerta del universo, ese que acaba en el infinito y que no podemos apreciar ni conocer, pero la Luna hasta se sonroja a veces con nuestra presencia.
ResponderEliminarBesos.