Retrato de Irene Cahen de Renoir, 1880 |
Es de noche, sopla el
viento y la lluvia cae con la estrepitosa fuerza de mil pesares…en el interior
de la casa nada se movía mientras el artista trataba de hilar los cabellos
rojizos de una niña, mientras su hermana, movida por los celos, estaba a punto
de darle la crucial noticia
Y se quedó impávida,
con los ojos reflejando las salientes lágrimas que luchaban por no caer desde
el abismo cobrizo de sus pestañas…imperturbable mientras escuchaba como su
malévola hermana le contaba a carcajadas aquello que no quería escuchar...
- Santa no existe!...-
Y después de esa confesión prosiguieron las irónicas risas...
En sus ojos aún estaba
marcada la silueta gorda, barbuda y bonachona de ese personaje que el diciembre
pasado le había traído de regalo aquella muñeca de mejillas rosadas y que tenía
un vestido azul igual al que esa tarde llevaba…un vestido de tul que medio
siglo más tarde quedaría inmortalizado en una de las mejores canciones
infantiles de todos los tiempos…
Aunque su cuerpo permanecía
inconmovible mientras el pintor trataba de plasmar su figura, su mente giraba
tratando de encontrar asidero lógico ante esta vil confesión y rezaba porque
todo fuera mentira….
- Si, créelo Irene…los
regalos son colocados por papá ¡¡¡¡
Aquella verdad le cayó
como agua congelada que tensaba aún mas los músculos de su cara…ahora le
resultaba más difícil imaginar a Santa estacionando el trineo con los rumiantes
venados en las afueras de su casa y tratando de meter su obeso cuerpo dentro de
la angosta chimenea…y fue así, que esa noche lo supo todo..Irene se levantó muy
despacio de la silla donde se encontraba con su vestido azul celeste, sus
cabellos largos y su lánguida mirada…cerró con mucho cuidado la puerta y se
retiro a su cuarto donde se quedó dormida abrazada a su muñeca y canturreando
una suave canción que hablaba de su vestido azul..….
Esa noche, se despertó
un desaforado deseo por conocerlo todo…todas las verdades… y aunque su hermana
quiso acabar con su inocencia, desde esa noche, Irene empezó a escribir...
Dedicado a Montserrat
del Amo, por su dedicación y amor por los niños. QPD
Mas relatos sobre Retratos, donde Juan Carlos... y su blog Y que te cuento?
Disfruto mucho viendo la pintura de Renoir. Hoy la disfruto acompañada de tu relato.
ResponderEliminarLas verdades....todas juntas. Si van a doler, vamos! de un trago, que la maldad asecha y nos roba la inocencia, esa, que a veces queda para siempre en una fotografía o un retrato.
besos y buen jueves!!
Me encanta este cuadro! Y la historia que nos has contado para darle sentido es maravillosa, parece que estuviera viviendo la escena que nos propones. Me gustó mucho leerte. Un abrazo.
ResponderEliminarLa mirada podría expresar esas emociones de desencanto.
ResponderEliminarBien narrado.
Saludos.
Una excelente pintura. Tú relato me ha hecho meterme dentro de esa niña, y el pesar que sentía al descubrirlle que su querida santa no existía; ainque por suerte iene un final feliz.
ResponderEliminarUn abrazo
.Esta obra es una maravilla.
ResponderEliminarPero que locura! La chiquilla celosa se la disparo sin pensar dos veces. Al menos su desencanto la llevo a escribir. Muy buen relato.
Saludos
Me encanta la historia. Que mala la hermana...
ResponderEliminarUn saludo
No conocía la obra pero desde luego la historia que nos has contado es magnífica y viendo la expresión de la niña en el retrato se diría que es exactamente lo que ha ocurrido. Me ha gustado muchísimo!
ResponderEliminarUn beso
Me ha gustado mucho, tanto la explicación de la explicación del rictus de Irene, como el del nacimiento de esa canción tan popular, todo en tan pocas palabras. Besos.
ResponderEliminarMe gusta mucho cuando el relato encierra tantas cosas y en el tuyo nos cuentas mucho... esa noticia de que Santa no existe... pobre Irene... la inocencia de la infancia desquebrajada... y esa canción... me gusta como has hilado ambas cosas en una misma historia...
ResponderEliminarBesines...
El retrato que has elegido es una maravilla y la historia que has tejido alrededor del mundo le hace justicia. Destacas en él la maldad de la hermana, la entereza de tu protagonista, la pérdida de la crédula inocencia y el nacimiento de una pasión, la de escribir, como vía de conocimiento. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo.
La perdida de la inocencia siempre va acompañada por las palabras de hermana o amigas, es cruel, creo que nunca olvidamos el momento en el que perdemos la chispa y es bueno no querer saberlo todo y que la vida nos sorprenda. Un relato bello.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la forma de explicar esa tristeza de la niña.
ResponderEliminarMuchos besos.
Me parece un relato precioso que describe el primer desengaño que todos recibimos en la vida. Muy bueno.
ResponderEliminarMalvada esa hermana que busca pisotear la inocencia de esa tierna niña retratada. El candor infantil es algo que duele mucho cuando se pierde.
ResponderEliminarUn abrazo
Creo que la niña muestra la tristeza más allá de lo que sus ojos ven.
ResponderEliminarNo conocía el cuadro y con tu historia tiene más significado.
Besos.
Bien podría haber sucedido así la historia, así la imagen melancólica de esa criatura, tendría mas matices ademas de las que le otorga el excepcional Renoir.
ResponderEliminarUn besazo
Fue un adulto quien inventó a Santa, un adulto con alma de niño. La verdad de la invención no debería matar la ilusión del engaño, sino acrecentada, por saber que la magia puede existir toda la vida en los corazones no dejan de soñar, en las mentes que no dejan de sorprenderse o las almas siempre se levantan, aunque sólo un palmo, por encima del suelo.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Un abrazo y disculpa la tardanza en el comentario.