Sofía recordaba perfectamente el día del compromiso, hace
ya mas de 30 años. Alfredo era entonces
un niño y ella mas niña aún y ambos seguían
un juego a manera de un ritual que los unía
para siempre…hace tanto tiempo de eso y
esta noche podía sentir como su memoria se había convertido en su peor enemiga…
Los ojos negros de Sofía se llenaban de lágrimas al
recordar cuanto tiempo había pasado, cuantas cosas habían sucedido desde que
Alfredo juró amarla para siempre. Tantas promesas rotas, tantas noches a solas
mientras él buscaba en otros lugares esas pequeñas cápsulas de amor que lo
hicieron alejarse de ella…Ya sus oídos se habían cerrado igual que su mente y
corazón y aunque el intentara buscar otra oportunidad ya el agua había rebasado
tantas veces un vaso que se resignaba a dejarse vencer…
Sofía no había sido siempre así, ella creía en el amor, en
un amor verdadero que durara para siempre sin importar lo que pasara, las
razones, las circunstancias…un amor que jamás se desvaneciera, un amor como el
de los cuentos de hadas que jamás se extingue…que jamás se olvida. Ella siempre
espero por Alfredo desde el día que con apenas 9 años le dijo que se casarían y
vivirían juntos para siempre por toda la eternidad…pero se olvidó de contar con
que a veces llegarían los dragones
Un buen día, a pesar
de seguir sintiéndose enamorada, se dio cuenta de que se estaba destruyendo a
sí misma sin hacer nada para mejorar su situación. Debía terminar su relación,
nada mejoraba, de hecho, empeoraba, y ella ya no sentía ganas de vivir. Su
corazón había dejado de palpitar cuando sus lagrimas sustituyeron las sonrisas…cuantas
veces se sintió herida por su rechazo, cuantas veces lo esperó despierta que
llegara a casa para recibir sus besos y a cambio solo obtuvo palabras que
llegaban desde el alcohol de un corazón ebrio, malhumorado…Cuantos insultos y
maltratos debería soportar si cada vez que intentaba terminar el regresaba con
sus promesas..
……Salgamos esta
noche, Sofía…afuera hay muchas estrellas brillando…Vamos a salir esta noche
bebé…voy a ser bueno, ruega por mi, sabes que eres mía…
Ahora cuando él trataba de recuperarla solo encontraba unos
ojos llenos de inseguridad que no podían responder a sus pedidos por que los
labios de ella empezaban a moverse con palabras rápidas, esquivándolo mientras
el se llenaba de ruegos desesperados…de súplicas que como siempre terminaron estrellándose
en su cara…
Para ella se había apagado la última estrella, esa noche mientras
él dormía tranquilo y seguro de que su amor podría aguantar todo, Sofía escapó
hacia la calle ahora oscura, sin brillos de autos, sin estrellas…Llevaba una
maleta con algunas poquitas cosas y en el corazón absolutamente nada…
Excelente relato.
ResponderEliminar¡Salud cordial!
Qué bello relato y a la vez que triste historia: que real y cuanta verdad encierra en sus palabras.
ResponderEliminarMe gusta mucho tu blog. Gracias por enlazarte al mío y por hacerme descubrir el tuyo. Yo también me sumo a tu blog. Escribes muy bien y eres muy creativa.