Hay
un tiempo en que las despedidas son inevitables. La calidez del lugar que fue
cobijo por algún tiempo termina y es entonces, cuando con la mirada fija, sin
poder moverse o evitar quedar desnudo de afecto, queda aquel que lo dio todo y
abre sus brazos lamentando la partida de los instantes que se pierden...…
Puede
que el tiempo aminore el paso hacia la presagiada soledad, tal vez algo suceda
momentáneamente que demore el cambio hacia esa imagen mutilada, carente de
caricias y de sensaciones juguetonas que
por largo tiempo ha sido cubierta de su cuerpo…pero la resignación es la mayor
virtud del que sabe que mas tarde o mas temprano su corazón se cubrirá de frio…y
acepta…Vaya que lo acepta!!
No
es la primera vez que esto le ha sucedido, ya otras veces ha sentido el
doloroso sabor del abandono… como también muchas veces ha vuelto a renacer y
sentirse joven y de una hermosura sin igual, aunque le digan arrogante y de una
vanidad exagerada que raye en la soberbia…no le importa, porque el saber esto
es lo que lo ha devuelto a la vida…
Pero
no hoy…no ahora que sus ocres hojas son arrancadas de sus débiles ramas para
alejarse cada vez mas obnubiladas por las falsas promesas de un viento
indecoroso que las revuelca sin piedad bajo sus
pies…es la llegada del otoño…época de despedidas, de soledades…un tiempo
para morir lentamente mientras se espera esa cubierta gélida que a manera de
blanca mortaja lo ha de preparar para su próxima vida…
Otoño,
tiempo de lluvias ocres y vuelos naranjas...de pensamientos nostálgicos y de
amores imposibles…¿Podría suceder que al morir, las almas que se han amado con
una gran intensidad se busquen para continuar en otra vida? Que a pesar que dos
amantes no puedan lograr vivir juntos en vida, al morir tengan otra
oportunidad?
El
cuento “El fantasma espera”, trata de “Despedidas” pero no de una manera
dolorosa sino de esperanzados reencuentros… trata sobre el amor mucho mas allá
de la muerte, es una historia sobre los últimos días de Alejandra Duval, una
escritora de renombre que conoció el amor y la tragedia en sus años de juventud
y que ahora, a punto de morir, tiene una visita inesperada… Ojalá y todo fuera como
dijo Alejandra a su amiga ante de partir..
“….Después
de todo, Mónica, la muerte es parte de la vida"…
Estupenda siempre, un placer volver por tu casa.
ResponderEliminarSaludos y buen fin de semana.
Ciertamente la muerte es parte de la vida. ¿Que se puedan encontrar después de la muerte? Una pregunta sin respuesta. Quien sabe, sería un consuelo para los amantes que se tienen que separar por causa de muerte. El tiempo todo lo borra. Más adelante encontrarán otro amor que quizás piensen es el mismo. No lo se.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Hasta pronto. Me llevo el comentario, me gustó. Je.
Que tal amiga?...ahora que me decido a escribir, entrar en mi blog y cotillearos...veo que hablas de despedidas. Espero que no sea la tuya...
ResponderEliminarSi asemejamos el otoño con la etapa final de la vida, efectivamente es tiempo de despedida, mejor dicho, tiempo de hasta luego para quienes creemos en la eternidad. Besos.
ResponderEliminarLo peor de la muerte no es la muerte, es el miedo a la muerte. Yo creo firmemente en que la muerte no es el final, solo es un final. Después del otoño viene el invierno, y luego... ¡la primavera!
ResponderEliminarUn abrazo!