En una habitación taciturna, una tarde que el ocaso teñía de cobre las
persianas coloridas, una mujer recordaba complacida los momentos que vivió en
esta especie de parada que hacemos todos antes de ir a la morada definitiva…(al
menos hasta que alguien diga lo contrario pensaré que hay algo mas allá de esta
vida..)
Era una mujer mayor, eso decían sus sobresalientes canas, aunque por
su piel no se podría lograr establecer a ciencia cierta la edad que tenía. Se
encontraba sentada como si su mirada buscara en la pared algo que antes
estuviera colgado en ella, cerraba los ojos para agudizar la vista e intentaba
hacer aparecer de nuevo el objeto que tantas veces le llevo a pensar hasta la
madrugada.
Ocurrió un día que alguien se le ocurrió la idea de redecorar su
habitación mientras ella no estaba…
-
Abuela, te quisimos dar una sorpresa…tataaaaaaaann!!!
Dijeron sus nietos que aún con brocha en mano y algún que otro artilugio habían
cambiado el rosa viejo por un decorado mas llamativo.
Su corazón dejó de palpitar por unos segundos…horas pensó ella.
Estaba bonita su habitación, eso no podía negarlo, pero al correr a su rincón
observó con dolor que la mancha en la pared por la cual su corazón desdibujó
tantas noches de tristeza, ya no estaba…sus manos trataban de hacer brotar de
nuevo la imagen y limpiaban la superficie como quien escarba un hueco en la
arena, pero todo fue en vano…se había marchado.
- No te preocupes abuela, ya quitamos esa fea mancha de la pared...
Su garabato en la pared, su amor de toda la vida ya no estaba. Se había marchado y no pudo siquiera despedirse de él …quizás hasta pensó al irse
que de ella había surgido la idea de taparlo y dejarlo oculto tras esa piel de
celulosa policromada ….y lloró días... lloró meses..…..lloró
hasta el cansancio, pero nunca volvió a
ver aquel garabato que la hizo recorrer mundos mágicos desde su pared…
Cuantas veces había recorrido de su mano aquellos molinos de viento que
relucían dorados como si fuera su Dulcinea y él su Quijote encantado…y cuantas veces la sorprendió llegando como Peter Pan y con su verde disfraz la hizo volar por la infinidad del cielo arremetiendo a garfios entrometidos y viviendo en Nunca Jamás…
Nadie mas le enseñó que la vida podía ser divertida si ella se atrevía
a soñar, nadie como él para enseñarle que detrás de cada elemento se encontraba
escondido un mágico cuento que podía convertir en realidad… ahora, su realidad
era solitaria y se sentaba a esperar que la mancha apareciera una vez mas...
Sus ojos esperaron y esperaron mirando en la quietud de su habitación la
insensibilidad de sus paredes hasta que una tarde su habitual entorno cobrizo se
fue apagando abrazado en un gélido aliento eterno….
- Porque tardaste en
buscarme?...no vez que Nunca Jamás no es lo mismo sin las locuras de tus pestañas? Levántate y
ven conmigo que la Dama de noche abre hoy sus pétalos y nos regalará una fiesta
con polvo mágico y lluvia de estrellas…
La anciana abrió los ojos y lo vio nuevamente ahí parado delante de
ella…pero ya no estaba pintado en la pared, esta vez le extendía su mano y le
invitaba a seguir esa radiante luz que provenía de sus miradas sinceras y que
disipaba todas las tinieblas por las que tuvieron que atravesar en su historia
hasta llegar hasta aquí…porque como sucede en todas las historias llenas de
magia y amor, supieron encontrar la luz que estaba sumergida en sus propios
corazones…y esta vez si vivieron felices para Siempre.....
Mi querida Mirella, qué tierno relato. Me ha emocionado todita...mil gracias. Estas llena de emociones y las comparte, por suerte, de una manera preciosa con nosotros.Me alegra volver a leerte Besos.
ResponderEliminarUn relato lleno de emoción que me ha gustado mucho.
ResponderEliminarHay amores para toda la vida... Nubes que guardan secretos y corazones sellados a fuego.
ResponderEliminarBesibrazos.... Disfruta de ese amor como supongo disfrutará él de tí.
Besibrazos