“El mal viene siempre de más lejos de lo
que se cree, y no muere forzosamente en la barricada que le elegimos” René Char
¿Hay un deber en la memoria?
El presente, es decir, la cotidianidad, nos
asedia por todas partes y no deja de invitarnos al olvido de las cosas pasadas…Es
necesario olvidar lo malo que nos sucede, lo doloroso o se hace imprescindible
recordar para no caer en el movimiento que generó violencias y barbaries?
Hoy volví a leer la historia de Herman Rosemblat
conocida también como La niña de las manzanas…
Agosto 1942. Piotrkow, Polonia.
El cielo estaba sombrío en aquella mañana, mientras esperábamos con
ansiedad. Todos los hombres mujeres y niños del Gheto Judío de Piotrkow's
fueron rejuntados en una plaza como un rebaño.
Se esparció la noticia de que estábamos siendo removidos. Mi padre había
fallecido recientemente de tifus, que abundaba en el abarrotado gheto. Mi temor
mayor era que nuestra familia fuese separada.
'No importa lo que pase', Isidoro mi hermano mayor, me murmuro, 'no les
digas tu edad. Diles que tienes dieciséis años. Yo era alto para un niño de 11
podría pasar por 16. De esta manera seria considerado valioso como trabajador.
Un SS se aproximo a mí, haciendo sonar las botas en las piedras del
piso, me miro de arriba abajo, y me pregunto la edad. Dieciséis le dije. El me
envió hacia la izquierda con mis tres hermanos y otros hombres jóvenes y
saludables.
Fui puesto a trabajar en el campo crematorio, cargando los muertos a en
un elevador manual. Yo también me sentía muerto. Insensibilizado, me transforme
en un número. Pronto nos enviaron a mis hermanos y a mi a Schlieben, uno de los
subcampos de Buchenwald cercanos a Berlín.
Una mañana yo creí oír la voz de mi madre: 'Hijo' dijo suave y
claramente, ' Te voy a mandar un ángel' Entonces me desperté, fue solamente un
sueño, un lindo sueño. En ese lugar no podía haber ángeles. Solamente trabajo.
Y hambre y miedo…..
Esta historia la encuentro justo días
después de haber leído el ensayo “Una
voz viene de la otra orilla” en donde su
autor Alain Finkielkraut aborda el problema de las prácticas sociales genocidas
mediante un análisis de sus protagonistas y de la difusión de la problemática de
los sucesos del holocausto. Para Finkielkraut, la perpetuación de la memoria es
la forma más concreta de lucha para evitar que un suceso de estas
características vuelva a repetirse. Actualmente es necesario revisitar los
pilares filosóficos de la modernidad existente. El humanismo, la razón, la democracia,
el nacionalismo, la historia, la memoria y el culto del presente son altamente cuestionados.
El olvido, atenta contra la
posibilidad de divulgar la experiencia, para evitar nuevamente, un suceso de
esta naturaleza. Frente a la tentación del olvido
Jankelevitch defiende el deber de la memoria, los muertos dependen por completo
de nuestra fidelidad, es decir, que si en la actualidad, las personas olvidan
un hecho como el de Auschwitz la maldad habrá vencido
Y desde mi orilla, AÚN NO OLVIDO..y llueve la voz sobre las aguas, las olas se
recortan contra la orilla y amanece al lado del trovador infinito Silvio Rodríguez para
escucharlo en la quietud de la noche y extraviarme en sus palabras que
vienen de lo hondo, de la profunda humanidad que somos...que todavía a pesar de todo SOMOS...
“Quisiera enmendar los comienzos de todas
las brumas.
Quisiera empezar cada lienzo con mejor
fortuna.
Quisiera
pegarme unas alas y en una cornisa soplar una dulce balada que esparza la brisa. (...)
El
dolor que no curen los ángeles ojalá que
no pueda volver.
La
canción que no canten los ángeles sólo
el viento la puede saber”.
(Segunda Cita, fragmento)
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Para los que solo fui sombra..para aquellos que deje huella...escribiré siempre que pueda todo lo que mis divagaciones me hagan sentir...