Por las noches solo escucho en esta calma la súplica de mi espíritu que me invita a volar, a trasladarme a lugares que inevitablemente concluirán en un mar de letras, en un verbo distinto, con un nombre distinto….un manantial de ocurrencias surgen en filas que van y vienen, palabras con fuerza y me siento comprometida en esta reflexión inspirada por un hombre que en un rincón de este corazón trazó su camino proporcionándole un sentido a mis palabras, abrazado a mi hasta el final, perfeccionando mi vida en tiempos revueltos, adhiriéndome de una amalgama musical que no conocía para así, de repente con sus palabras puedo dejar de ser yo.

El, así como es,  marca mi procedencia, mi identidad; el lugar de donde vengo está en sus raíces y yo a su lado continúo en sueños materializando mis argumentos, haciéndome audaz al reloj que irreverente continúa marcando su camino sin poder evitar mi plegaria escondida y sin coaccionar mi imaginación. El, cada noche despierta mis acontecimientos, mí pensamiento ausente, mi mirada de adolescente, mi primavera en flor, el súbito calor al igual que mi apetito sexual, … despierta la fragancia que llevaba oculta, me saca la última gota de esperanzas, aprieta y me funde en sus sueños haciéndome revivir en cada baile nocturno, en fin, él me enseña que si puedo ser feliz.

El para mi encarna una cesta llena de flores silvestres, el camino desolado donde yo sigo a un lado y aunque el tiempo a mi me puso al otro lado, él me muestra el aroma de triunfo  al demostrarme su afecto, porque puedo regresar del olvido tan solo cuando leo que me dice cuanto me ama…y se muy buen que al igual que la canción  nadie nos prometió un jardín de rosas...pero aun en diferentes caminos me siento entre sus brazos