Llovió una noche y el agua quedó estancada en los desniveles de la tierra, los charcos brillaban como espejos cuando el sol se despertaba y los acompañaba todo el día.
Las nubes portadoras de agua se fueron de vacaciones por un tiempo largo y el nivel fue bajando. Los renacuajos que allí vivían se dieron cuenta, dejaron sus colas, se pusieron patas y se largaron saltando. Unos diminutos puntos se desplazaban girando en el fondo , iban de aquí para allá todos los días.
Una noche el brujo de las oscuridades bajó a beber y los vio. Enojado porque los pequeños giros disfrutaban de su agua, los conjuró y les hizo crecer alas para que se marcharan volando.
Uno de ellos le hizo frente y le recriminó:
-
¡¡¡Eres un ser malo y egoísta, nadie te hacía daño!!!
Entonces el malévolo brujo no soportó tal afrenta y apuntó sus dedos huesudos de uñas negras y le propinó un segundo hechizo…Le alargó la boca hasta hacerla un pico filoso, puntiagudo y largo, así cada vez que fuera en vuelo podría verse tal largura y no olvidarse de quien mandaba en los charcos.
El desgraciado volador se apartó lo mas lejos posible, cruzó praderas, mares, montañas, selvas y desiertos.
Un día, mientras tomaba un descanso en una hoja, vio como un hada muy grande se intentaba alisar el cabello frente a un espejo de letras, de a poco sin hacer ruido se fue llegando a la ventana para observarla mejor… la dama sin darse cuenta seguía arreglando sus sedas. Él, día tras día volvía a la hoja para quedar prendado de tal belleza, las alas ya no quisieron irse, el clima era agradable y el amor era hermoso, tanto era su amor que hasta deliraba. Otro volador se acercó y al verlo como espiaba le dijo:
-
No seas cobarde, si te gusta ve y díselo y dale el mejor de tus besos
El parlanchín se fue y dejó la semilla plantada en los deseos del espía.
Siguieron pasando los días y cada vez se enamoraba mas, pero no se animaba a declararse hasta que tomó valor, agitó sus alas y apuntó su pico largo hacia la silueta de la amada, iba volando con miedo a las consecuencias pero ya estaba decidido, se fue acercando mas y mas hasta que logró besar la mejilla de la encantadora mujer,
-
¡¡¡Aayyyy!!! - gritó y largó un manotón hacia donde había sido el beso,
El volador ya no estaba, miraba desde cerca la reacción. La dama se frotaba la cara y cuando sacó su mano el beso había quedado colorado. Ella se levantó y siguió con sus quehaceres, a las pocas horas se empezó a sentir mareada y el se dijo:
-
Ya es mía, mis besos la desmayan…
Y se fue a dar unas vueltas para ver si encontraba una flor para regalarle.
Unas luces de todos los colores llegaron a la casa, la dama se fue veloz con la sirena y él la siguió raudo. Llegaron a un hospital, un médico de bata violeta le hizo el chequeo:
-
Señora, usted sufre de amor
- ¿De amor?
- Si, de amor de mosquito, la picó el "dengue"
-
¡¡¡¡¿el dengue?!!!
-
Si, debe hacer reposo
El médico sacó su bata y unas uñas largas y negras aparecieron. Por dentro se decía:
-
Así que estás aquí, te encontraré…
El mosquito a pesar de su amor se marchó sigilosamente, no fuera que el mago de la oscuridad lo hechizara de nuevo. Se fue bautizado como Dengue y se fue enamorado, ella...ella nunca lo olvidó, un beso de esos...no se olvidan.
Escrito por Richard Peláez para Mirella ...
(....todo lindo...hasta el dibujo..belloooo)
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Para los que solo fui sombra..para aquellos que deje huella...escribiré siempre que pueda todo lo que mis divagaciones me hagan sentir...