Caballitos de
mar enrollados en la cola sobre delgadas ramas de uvas de playa…gusanos en el
bolso o trozos de pescado que sirvieran de carnada…chapaletas y máscaras para
mirar esos tesoros escondidos detrás de las algas o arrecifes de coral, trenzas
largas y mejillas coloradas o mojadas, porque nunca me separaba del mar aunque
el sol se ocultara por la lluvia…
Veranos
eternos sobre la línea meridional…aguas azules repletas de historias de
corsarios y traficantes de esclavos que salaron con sus lágrimas, aún mas, las
aguas cristalinas de este lugar…Tiempos de alegría en la mirada que enmarcaban,
con una enorme sonrisa, el cálido manto verdiazulado, inamovible y mágico donde
mis aventuras comenzaban al zambullirme en el mar…
Mi mejor
diversión era sentarme en el muelle con mi rustica caña de pescar… una vara,
nylon y un anzuelo, que siempre, y mucho mas ahora, recuerdo era muy especial; adornado
con plumas o motivos que se vieran atractivos para poder lograr atrapar algo
que al menos se moviera (ilusiones de mi papá)…...aún no se me acababan los
dedos para contar mis años pero disfrutaba mis vacaciones sentada con personas
de mas edad que en busca de soledad se agrupaban sobre aquel elevado recinto de
tablas mohosas…
No recuerdo
haber sacado nunca algo mas que un espinoso pez sapo que devolví al mar, pero
siempre logré llevarme a casa muchas anécdotas que contar, historias relatadas
por mis compañeros de aventuras que yo escuchaba maravillada… viajes en
veleros, cruceros y travesías por lugares, que a mi corta edad ni siquiera
imaginaba…cuentos que desarrollaron mucho mas mi capacidad para soñar e
imaginarme en lugares donde no he recorrido, pero que puedo sentir, oler, e
incluso palpar solo por el deseo de que se hagan realidad…
El mar tiene
muchas historias de pescadores...y esta es otra mas....
Es la propia Vida en sus pequeñas vidas la que tiene mucho que contar.
ResponderEliminarYo de pequeño, junto con otros críos, nos sentábamos en la puerta de la casa de un cazador, en el suelo, y él, ya viejo con su viejo perro pointer, nos relataba sus historias de cacería